Nenúfares

Nenúfares
Nenúfares por William Jabez Muckley

domingo, 28 de junio de 2015

Winter Wind

Tras un periodo silente y muy inactivo hoy he decidido reactivar mi blog. Sé que no me paso por aquí hace unos cinco meses, pero es mejor continuar los proyectos iniciados que dejarlos abandonados. La razón por la cual la Quebrada de Oro ha estado en este prolongado hiatus es, como ya ha sucedido en otras ocasiones, la universidad. El estudio requiere mucha dedicación y a veces debemos priorizar y hacer innumerables sacrificios. No obstante, la poesía ocupa una parte muy importante en mi vida, así que constantemente estoy creando poemas y dejándolos en reposo durante largos lapsos, para después seleccionar de esa pequeña piscina el más adecuado para compartir.

Estando en pleno verano y en pleno fenómeno del Niño en América, puede resultar contradictorio que la entrada de hoy esté dedicada al invierno, no obstante, esta estación es una de las más místicas, inspiradoras  y mágicas para mí, así que tendrán que perdonarme el capricho.
Para introducirla, quisiera compartir un mito celta muy celebrado por los druidas. Casi siempre escuchamos y leemos sobre la cosmogonía griega, mas no debemos olvidar que han existido otras culturas con su propia visión sobre el origen del universo, sus costumbres, leyes, tradiciones, y por supuesto, sus mitos y leyendas.

Sunrise Water Nymphs por Arthur Prince Spear


LA BRUJA AZUL

Cailleach Béirre, Cailleach Bheur, Cailleach Béarra o Cailleach Bolus es una divinidad adorada principalmente en Escocia y en la Galia céltica. Etimológicamente, su nombre significa la “madre anciana” o “la anciana que lleva el velo”.

Esta diosa-bruja del invierno es vista como una deidad creadora, pues no solo controla el clima sino que sus pasos levantan toda suerte de accidentes geográficos, bien sea de forma ocasional o intencional. A menudo se le representa como una anciana de piel azulada y de larga cabellera, con un gran ojo en la frente y vestida con una capa o manta blanca y un delantal a cuadros. Se dice que mora en la montaña de Ben Cruachan, una de las más altas de Escocia. Antes del invierno, suele acudir al golfo de Corryvreckan, donde levanta su manto y mediante hechizos provoca fuertes tempestades. Cuando su capa está limpia, adquiere un blanco inmaculado que representa la nieve. Por ello, a esta deidad cósmica se le adjudica el nombre de señora de las nevadas y las tormentas.

Cailleach gobierna la mitad del año entre los periodos conocidos por los druidas como Samhain y Beltane, pero su poder es más fuerte en diciembre y enero, meses en los que lleva el invierno a su máximo esplendor. Cuando la estación cesa, se retira a la isla de Ávalon, donde come del árbol de la eterna juventud y rejuvenece, dándole paso al reinado de la diosa Bride o Brigit, encarnación de la primavera, la poesía y la lozanía. Sin embrago, algunas tradiciones identifican a la anciana azul con la misma deidad primaveral, y señalan que reaparece durante el ritual celta de Imbolc.

Sus propósitos son calificados de diversas maneras por las diferentes culturas que la adoran (o solían adorarla). Para los irlandeses esta diosa-bruja es una entidad protectora y benéfica que cuida de los animales durante el otoño y el invierno, ahuyentando los cazadores. Para los ingleses, por el contrario, la Bruja Azul es un espíritu malvado que corroe la naturaleza. Los celtas la ven como la diosa invernal y los galos la considerar la encarnación de la sabiduría.

Abrazar a Cailleach representa la comprensión de la sabiduría y experiencia que trae la vejez, la capacidad para superar satisfactoriamente los diversos ciclos de la vida y adentrarse en la renovación del alma teniendo el valor de sacrificar todo lo ostentoso y superfluo de la existencia. Su presencia simboliza el equilibrio, los ciclos, el renacimiento, la superación, la trascendencia, la sabiduría, el tiempo imparable y el invierno. Es la personificación de los poderes elementales de la naturaleza, identificándose tanto con animales como con ecosistemas y fallas geográficas.


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Aunque mi poema no está inspirado en este mito, sí gira entorno a la nívea estación.


ESTÁS EN INVIERNO

Estás en invierno.
Tu cuerpo de ángel se ha congelado
dentro de una crisálida perlina,
en una cueva escarchada.

Estás en invierno
y la brisa helada ensalza tu pecho,
tus costas gélidas se repletan de agua salada
y tus ojos relucen como una aurora boreal.

Estás en invierno
y entre mis dedos se cristalizan tus labios glaciales,
tu piel se ha tornado como la estepas exangües
y tus sueños hibernan bajo la nieve plateada.

Estás en invierno
¡y tu voz es fría, fría, fría
como los témpanos de hielo!
mi ser se debate en tu laberinto incoloro
atado por las cadenas de tu cruel misticismo.

Estás en invierno,
mas en el ocaso de hoy, de este día de oro,
escuché tu voz alzarse, estremeciéndose dulce,
mientras tu aura adquiría el olor de la miel
y tus brazos extendidos se agitaban graciosos.

Por un momento vi tu alma de estornino
y en tu mirada profunda hallé la infinita libertad,
la belleza recostada en una cama de azúcar
y la felicidad desplegando sus alas de diosa.


Pero estás en invierno…

¡Estás en pleno invierno!

Estás en invierno y te vi florecer…

¿Estás en primavera,
rosa de invierno?

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Lorena Figueroa Buitrago

Habrán notado que esta es la primera vez que titulo mi entrada con una frase en un idioma ajeno al español. Pues bien, la razón de esto es que gran parte de mi inspiración provino esta vez de dos piezas musicales que me encantan, me exaltan en cada ocasión y me dejan sin palabras. A pesar de que no hay vocales en ellas, siento que Winter Wind del maestro Frederic Chopin y Magritte et Georgette de Ali Project (compositor Mikiya Katakura) son obras muy elocuentes y logran capturar de una forma exquisita la vasta amplitud de los nombres que las coronan. Winter Wind es gélida, difícil de ejecutar, escabrosa y denota una tormenta (sin dejar de ser armoniosa) en el interior del pianista, mientras que Magritte et Georgette da la sensación de una profunda melancolía contenida en esa primavera breve que es la juventud. Por supuesto, esas son mis impresiones, así que tómense el tiempo de escucharlas e interiorizarlas en absoluta quietud, y disfrútenlas tanto como yo lo he hecho. 


Chopin Etude Op. 25 No. 11 "Winter Wind" interpretada por Vladimir Ashkenazy


Ali Project - Magritte et Georgette