¡Hola
a todos! Este es mi récord en cuanto a hiatus se refiere, nunca había dejado el
blog abandonado durante tanto tiempo y yo misma llegué a creer que jamás lo
retomaría, sin embargo, no hay que cerrarse a las posibilidades, y por eso aquí
estoy, tratando de desempolvar este espacio dedicado a la poesía y de
regalarles a todos ustedes, lectores conocidos y anónimos, una nueva entrada.
Contrario
a lo que quizá puedan pensar, no dejé de actualizar el blog porque se me hubiese
agotado la poesía, ella siempre ha estado allí, en una guarnición considerable
de poemas sin publicar. Mirando en retrospectiva los siete años de mi vida dedicados
a versar (lo sé, no es demasiado comparado con otros poetas mucho más
consagrados), me complace observar mi crecimiento como escritora, admito que mi
estética sigue siendo, a rasgos generales, la misma; no obstante, a mi parecer,
mis versos son algo más maduros: antes me preocupaba más por la estructura del
poema, algo así como la belleza o la arquitectura que se podía lograr con la combinación de las palabras, pero ahora me he
volcado más hacia el contenido, a tratar de plasmar lo que en verdad siento y pienso, mi
filosofía, anhelos, vivencias e imaginarios. Aun así, admito que debo seguir
mejorando, y eso solo lo lograré escribiendo cada vez más.
Para
no aburrirlos más con esta introspección repentina, quiero contarles un poco
sobre las acuarelas, que me encantan por su capacidad para transmitir paz en
sus trazos y especialmente porque la acuarela es una técnica sumamente delicada, dando la impresión de atrapar en el tiempo los rasgos más etéreos y hermosos de lo que
está siendo retratado.
Para
hacer una acuarela se utilizan pigmentos (goma arábiga o miel) diluidos en agua, lo cual permite que
las capas translucidas de pinturas creen diversos tonos interactuando con el
fondo blanco del papel. Es una técnica antigua que surgió en China
simultáneamente con la invención del papel, y ha sido predominante en el arte
chino, coreano y japonés en creaciones monocromáticas con tinta (Sumi-e). La acuarela llegó posteriormente a Europa y se
manifestó en los frescos primeramente, donde se utilizaban pigmentos diluidos en agua sobre yeso húmedo; un ejemplo de ello es la Capilla Sixtina. La acuarela se popularizó con el transcurrir del tiempo y ahora muchos pintores la utilizan en sus creaciones. Hay muchos maestros acuarelistas, y dado que no soy una conocedora
asidua del arte, no pretendo hacer una revisión sistemática de todos
ellos, sin embargo, les comparto algunas acuarelas que son de mi agrado y
posteriormente, podrán leer uno de mis poemas.
Aguas del Amazonas (Amazon Waters) de César Bertel
Niñas de los Andes de Roger Oncoy
Explosión de primavera II (Spring explosion II) de César Bertel
El Molinero (The Miller) de Ray Hendershot
Hora del Té de Omar Rayyan
La caída de Ícaro de Hans Bol
Con paso rápido de Juan Ruiz
Joven Liebre de Alberto Durero
Ana Katenina de Omar Rayyan
Florecer
Puedo sentir las raíces emanando de mis pies,
aferrándose desesperadas a este paraíso esquivo,
a este bosque llamado Secreto, bautizado Imaginario.
Puedo sentir cómo me vuelvo una con mi tierra,
con mis
llanuras y praderas,
mientras el sol, desprendido de su limonero, refulge
en lo alto
y esplende.
Embebida en su luz alzo victoriosa mis manos.
Hay un resonar en mis estrofas:
una cascada que se agita,
mil suspiros alejándose con alas de fugaces
mariposas.
Porque este es mi triunfo, mi santuario de
avecillas,
mi jardín secreto y prístino,
mi solar de reliquias.
Mi lengua habla con potencia, todo lo domina.
La palabra, húmeda, de su duermevela se desliza,
y una caricia adormecida se hace verso y se hace
risa.
----------------------------------------------------------------
Lorena Figueroa Buitrago
Me despido con “The Sensual World”,
una canción de la artista británica Kate Bush que me fascina. Tengan todos un
buen día y gracias por leerme y acompañarme en este proceso. Abrazos.