El arte no tiene límites: todo elemento, todo valor, todo
sentimiento constituye una fuente inagotable de inspiración para los artistas.
La musa, la idea misma conduce a la realización de la obra. Dado el caso,
esta se puede volver un común denominador en las creaciones artísticas llevando
a la conformación de un movimiento o una corriente.
Vanitas de Franciscus Gysbrechts
Las composiciones que se engloban en esta categoría usan varios elementos simbólicos cuyo propósito es recordar al espectador que la vida es breve, que todos caminamos inexorablemente hacia la muerte y que no tiene sentido apegarnos a cosas banales como la belleza, la carne o la riqueza.
No es de extrañar que esto nos
suene un tanto religioso: el surgimiento de las vanitas se fundamenta en la
bíblica frase de Eclesiásticos: "Vanidad de vanidades, todo es
vanidad".
Vanitas de Antonio Pereda
Si queremos reconocer estas "vanidades" podemos
fijarnos en varios elementos: el cráneo humano es el objeto por excelencia,
considerado universalmente como la representación de la muerte. Es un memento
mori, siempre rodeados de símbolos referentes a las actividades y devenires
propios de la existencia humana: la guerra, la ciencia, las riquezas, los placeres y la belleza.
Las burbujas representan la
fragilidad y lo efímero de la vida. Los relojes gritan que el tiempo nunca deja
de correr, las frutas podridas señalan la prometida senescencia de la juventud,
el humo indica que todo se esfuma, y los instrumentos musicales se exhiben,
irónicos, para denunciar el precio de la voluptuosidad. Aunque se trata de
bodegones, en algunos encontraremos ángeles y santos no como seres vivientes,
sino como severos simbolismos religiosos.
Vanidad de Juriaen van Streeck
En este sentido, las vanitas
difieren de la concepción directa que tenemos de la vanidad como pecado
capital. Sin embargo, en esta entrada quise explorar amabas orillas, y por eso,
lo que sigue a continuación es una muestra de la obra de Auguste Toulmouche, un
pintor francés perteneciente a la corriente del realismo académico.
Vanidad de Auguste Toulmouche
A pesar de ser un realista, Toulmouche pone en sus obras
un gran toque de idealismo. La mayoría de ellas representa a jóvenes mujeres
burguesas ("deliciosas muñecas" como apuntó Émile Zola) sorprendidas
en situaciones de la vida cotidiana. Toulmouche logra captar una intimidad
increíble en sus creaciones, y nos hace partícipes del encanto que envuelve a
unas vidas que no son nuestras. Su trabajo es excepcional, pero ha sido un
tanto opacado por el famoso Monet, a quien acogió y aconsejó seguir las
enseñanzas de Charles Greyre.
La Toilette de Auguste Toulmouche
El idealismo de la burguesía
del siglo XIX que nos muestra Toulmouche revela un pequeño desliz: la
vanidad. Esta vez no se trata del carácter efímero de los placeres y las
posesiones terrenas, sino del pecado en pleno florecimiento. La vanidad es el
orgullo y la arrogancia que nos lleva a crear concepciones elevadas sobre
nuestras cualidades y que nos sumerge en una afanosa búsqueda de la adulación,
la admiración y la envidia de los demás.
La mirada de admiración de Auguste Toulmouche
Las pinturas que comparto aquí son las vanitas de
Toulmouche: una mujer besa un espejo, otra se acicala durante su Toilette, una
joven está arrobada contemplando su reflejo y una novia, aparentemente
indecisa, se rodea de doncellas que la adulan y la miman... Parece que
Toulmouche nos dice que la vanidad es un bellísimo pecado.
La novia indecisa de Auguste Toulmouche
Vanitas
Tal vez quieras empezar por adorarme
llenarme de esas gemas que trajiste del ocaso,
besar mis pies desnudos danzando entre los lirios,
buscar mis claras fuentes de amor tornasolado.
Podría detener el reloj en la hora de las brujas,
y caerían los pilares de estas prisiones agrietadas.
No hay razón para morir en el olvido,
escapemos hacia un altar donde solo reinan mis penumbras.
Toma mi mano, te regalaré las riquezas de los sabios,
un suspiro cristalino por la entrega al abandono;
un infantil destello pujando en su capullo,
un carmín atisbo enmarcando labios rojos.
Únete a mi séquito, soy una pantera,
un ángel negro que remonta su carrera hacia los cielos,
un portento de beldades juveniles,
la belleza exhibiéndose en su cámara de hielo.
He soñado con una miríada de profecías,
y en ellas la sensualidad resuena fuerte:
Si me acunas,
desaparecerán las horas de silencio;
si me abandonas, soñarás cada noche
con aves sacras agonizando sobre ajenjo.
He soñado con una miríada de profecías,
y en ellas la sensualidad resuena fuerte:
Si me acunas,
desaparecerán las horas de silencio;
si me abandonas, soñarás cada noche
con aves sacras agonizando sobre ajenjo.
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Lorena Figueroa Buitrago
Finalmente, los invito a disfrutar Black Beauty de la
icónica Lana del Rey, una de mis artistas favoritas. Es realmente gratificante dejarse seducir por su voz. Muchas gracias por leerme,
espero que hayan disfrutado esta nueva entrega y que me
regalen sus comentarios, los cuales estaré encantada de leer :)